En la creación de una maquinaria, se consideran las actividades que se van a realizar para determinar el tipo de motor que requiere, y cada motor requiere un lubricante específico para su mantenimiento. Los motores de diesel se utilizan más para servicio pesado por lo que contienen más aditivos detergentes y anti desgaste, lo cuales pueden afectar a un motor de gasolina que no los requiere en la misma medida. Es por eso que no es conveniente combinar o sustituir los lubricantes, ya que puedes desgastar los motores por falta o sobra de componentes en el aditivo. Otra diferencia es que al hacerse la combustión en el convertidor, se liberan gases y se producen reacciones químicas. Producto de esto está el zinc, los lubricantes para motores de diésel contienen aditivos con una carga en forma de dialquilditiofosfato de zinc por lo que el catalizador puede manejarlo o soportarlo. Sin embargo, los motores de gasolina no. Un factor más para considerar es la viscosidad del lubricante. Para definir qué tan viscoso tiene que ser se clasifica por motor y se toma en cuenta factores como el clima y uso de la maquinaria. Los motores diésel utilizan lubricantes con mayor viscosidad, los motores de gasolina al contrario, necesitan menor viscosidad debido a que generaría más calor por la fricción fluida y reduciría la vida útil del lubricante. Si consideramos la temperatura o clima, cuando hay temperatura baja o arranque en frío se dificulta bombear el lubricante por lo que los componentes del motor se desgastarían prematuramente. Para saber si se ha formulado el lubricante para motores de gasolina o de diésel será necesario leer la etiqueta y las especificaciones del motor o maquinaria. Hay ciertas clasificaciones, como la API (Instituto Americano de Petróleo) que separa los lubricantes en: “S” para motores de gasolina y “C” para motores diésel. Se pueden leer en los sellos de los productos que certifican y así saber cuales son aptos para cada tipo de motor.
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